lunes, 14 de febrero de 2011

La revolución de la guerrilla
Alberto Garrido* / El Universal (Venezuela) - 08/10/02

Tras las sacudida del 11A, una parte de la FAN debe acompañar al sector revolucionario de la población / El control de la FAN y su incorporación en el proceso son las claves de esta nueva fase
El proyecto de la revolución bolivariana nació en 1964. El 18 de octubre de ese año, el Comité Regional de la Montaña aprobó, con el visto bueno del FLN y de la Comandancia General del Frente Guerrillero José Leonardo Chirinos, un informe sobre la situación político-militar del país. El documento fue elaborado por Douglas Bravo y Elías Manuitt, quienes se encontraban al mando de la lucha guerrillera en la sierra de Falcón.

Ese es el primer testimonio escrito que se ha encontrado sobre el concepto de 'fusión' entre sectores revolucionarios de la guerrilla y de la Fuerza Armada venezolana.

El informe señalaba que 'una de las características de la sociedad venezolana es la no existencia de clases cerradas en lo económico, político e ideológico. Esta característica tiene su origen fundamental en el carácter libertador de nuestro Ejército independentista y en el carácter igualitario y popular de la Guerra Federal' (Bravo, Douglas, Documentos de la Polémica, Iracara, Venezuela, 1978, p. 28).

Es importante destacar que la figura del Libertador siempre estuvo presente en la guerrilla venezolana. Cuando los 'Documentos de la Montaña' se aprobaron existía el Frente Simón Bolívar, a cargo de Argimiro Gabaldón. También actuaba el Frente de Los Llanos Ezequiel Zamora, bajo la jefatura de Francisco Prada. Solamente faltó en ese momento la creación de un frente con el nombre Simón Rodríguez para tener el 'Arbol de las Tres Raíces'. Sin embargo, hacia fines de los años sesenta, ya la figura de Simón Rodríguez era reivindicada por la guerrilla. Cuando apareció Ruptura, brazo legal del Partido de la Revolución Venezolana (PRV) , el sector guerrillerista de Bravo, que en 1966 se desprendió del Partido Comunista, se distribuyó un afiche de la organización con el rostro del maestro de Bolívar.

1. En la montaña
En los 'Documentos de la Montaña' se hablaba de 'Ejército Emancipador', reclamando la continuidad histórica de la insurgencia armada de izquierda con el Ejército de Bolívar.

El trabajo de inserción de la guerrilla en la FAN fue estimado a corto y largo plazos. De acuerdo con esta estrategia, sería 'a largo plazo, para acumular cuadros y recursos materiales para el momento insurreccional, evitando quemarlos en acciones inoportunas. A corto plazo, para hacer de las FAN una fuente proveedora de armamentos, recursos logísticos, informaciones, etcétera, para el movimiento revolucionario. Estos recursos pueden ser aportados por el trabajo interno ordinario y promoviendo desprendimientos que además de agudizar la crisis nos acercarán al objetivo y nos proporcionaron recursos humanos y materiales' (Ibídem, pp. 85-86).

Los alzamientos de Carúpano y Puerto Cabello _mayo y junio de 1962_ se habían originado en un concepto similar de insurrección cívico-militar diseñado por el Partido Comunista en 1957. Su fracaso tuvo, entre otras consecuencias, el encarcelamiento de numerosos oficiales vinculados al Partido Comunista o al MIR, algunos de los cuales se incorporaron luego a la guerrilla y llegaron a tener jefaturas de frentes. Pedro Medina Silva, Manuel Ponte Rodríguez, Juan de Dios Moncada Vidal, Manuel Asuaje, Elías Manuitt Camero, Tulio Martínez Delgado, Rider Colina _Guardia Nacional_, fueron algunos de esos uniformados.

Entre los civiles que participaron de los alzamientos se encontraban Eloy Torres, Pedro Duno, Germán Lairet y Humberto Arrietti, bajo la tutela de Guillermo García Ponce.

La guerrilla nunca se planteó una revolución dirigida por la Fuerza Armada. Así, los 'Documentos de la montaña' dejan claramente establecido que: 'las Fuerzas Armadas enemigas, si trazamos y realizamos una táctica y estrategia adecuada _sin olvidar su actual poderío militar_ y aprovechando sus puntos débiles _fijando, distrayendo, hostigando, aislando y aniquilando sus puntos débiles en el tiempo y espacio adecuados_, cada día las iremos reduciendo hasta su mínima expresión, hasta lograr su derrota total' (Ibídem, pp. 85-86).

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